sábado, 2 de julio de 2011

Capítulo 5

- ¿¡Dónde te habías metido!? -fue la respuesta de Sara al verme en el patio trasero del instituto.

Ya había pasado las primeras tres horas, tres horas en las que me pasé pensando y llorando en la azotea como una cría. Sí, pensaba que yo era una cría llorona. Y en cierto modo, me desagradaba llorar.

- Estaba en la azotea... No me daba la gana ir a  clases. - mentí. No quería hablar sobre lo que había pasado horas antes en la entrada. Fruncí el ceño al sentirme estúpidamente molesta.

- ¿De verdad? - me miró preocupada. Yo solo suspiré y asentí - Mira que me lo puedes contar. Soy tu amiga, ¿no?

- Perdona Sara, pero no quiero hablar de "eso" ahora...

- ¡Pero...!

- Sin peros, ya te lo contaré cuando esté segura. ¿De acuerdo? - dije mientras la miraba firme a los ojos. Ella dio un suspiro de frustración mientras negaba con la cabeza y asentía.

- Está bien... Porque eres mi amiga, ¿eh? Si no, ya te lo hubiera sacado en la peor forma... - bromeó mientras me abrazaba.

- "Perdóname Sara, pero aún no estoy preparada.." - pensé mientras la correspondía. Si, necesitaba ese abrazo, de alguien cercano. Y Sara era la única a la que tenía ahora.

- Bueno... ¡Vamos a comer! -dijo mientras se separaba y sacaba su monedero de su bolsa y me lo enseñaba- Invitó yo, ¿ok? -dijo mientras se encaminaba de nuevo a entrar en el edificio. Yo solo suspiré y sonreí de medio lado, la verdad es que Sara era demasiado energica y positiva.


Entramos a clases, Sara me explicaba cuales eran los deberes que me habían mandado por la mañana. Nos tocaba Sociales, al entrar la profesora Bonet revisaba unos documentos. Era una mujer alta, delgada, el cabello suelto corto de color miel. Tendría unos 35 o 40 años, pero las apariencias engañaban, era una persona agradable. Observé en la pisara escrito en letras grandes Geografía, con una excelente caligrafía.

Nos sentamos en unos pupitres de atrás, la profesora se levantó para empezar a explicar la clase.


Solo pasaron unos 30 minutos y Sara estaba cabeceando. No sabía como, pero a Sara siempre le entraba sueño en las clases de Historia, aunque ahora estábamos a Geografía.

"Ashes..."
Respingué un poco. ¿Quién me llamaba?

"Ashes..."
De nuevo. ¿Dónde venía esa voz? Pero lo que me sorprendió fue ver toda la clase silenciosa, miré por todos lados. No había nadie - ¿Sara? -llamé a mi amiga, pero nada. Empecé a inquietarme y me levanté de mi pupitre. ¿Dónde estaban todos?

"Ashes..."
De nuevo alguien me llamaba. Vi como algo se movía entre las cortinas, temblé. Empecé a tener miedo - ¿Qu-quién eres? -dije a la nada mientras veía como una mano oscura salía despacio de la cortina y se alargaba a mi dirección.

"¡Corre!"
Empecé a correr en dirección a la puerta, siendo perseguida por aquella mano. Cerré la puerta justo cuando iba a cogerme y empecé de nuevo mi carera. Giré a la derecha, miré atrás y me alarmé al ver que me perseguía de nuevo aquella mano. Mi corazón bombeaba rápido, por el miedo al ser atrapada, como en mi sueño. Pero esto era diferente.

" Ve a la biblioteca... "
De nuevo aquella voz. ¿ A la biblioteca? Giré a la izquierda, dirigiéndome como podía a la biblioteca. No sabía porque pero mis instintos me decían que estaría a salvo allí.

Giré otro tramo, casi resbalé cuando giré. Vi la puerta de la biblioteca, estaba abierta. Miré encima de mi hombro, aún estaba allí aquella mano que me perseguía. Entré de lleno a la biblioteca, cerrando la puerta a la vez con llave. Apoyé mi espalda a la puerta mientras me deslizaba asta sentarme en el suelo. Respiraba agitada, traté de calmarme. 

¿Qué demonios era eso? Y sobre todo. ¿Dónde estaban los demás? El sonido del pomo de la puerta me llamó al atención, sacándome de mis pensamientos. Estaba intentado abrir. Me levanté de improviso, mirando la puerta. Un estruendoso ruido al ver que algo o alguien chocaba contra la puerta me izo temblar del miedo, di unos pasos para atrás.

" No tengas miedo..."
¿Qué no tenga miedo? ¡Claro que tengo miedo! Traté de despejar mi cabeza y calmarme.

" Eso es... Ahora cierra los ojos y piensa en la primera persona en que as conocido..."
¿En la primera persona que conocí? Pues fue... Antes de que pudiera decir el nombre todo se volvió más oscuro, lo raro es que no era frío si no cálido.


- Ashes... Ashes... - la voz de mi amiga me llamaba.

Abrí los ojos con pesadez. Lo primero que vi fue un techo blanco algo sucio luego miré al lado. Era Sara con una notoria preocupación en el rostro.  ¿Qué había pasado? Llevé una de mis manos a la cabeza, dolía. Fue entonces en que me fijé que estaba en la enfermería. ¿Cómo paré aquí?

- ¿D-dónde estoy? - pregunté. Lo que sentí fue un abrazo, miré a Sara confundida.

- ¡Te habías desmayado! Me has asustado... -dijo aún abrazándome.

¿Me desmayé? Cerré los ojos algo mareada, recordando algo. Una mano negra, la biblioteca, aquella voz... ¿Fue un sueño?

- Srta. Rocío. Es mejor que deje descansar a la Srta. Vargas, debe volver a clases -dijo la doctora que trabajaba en la enfermería.

- Pero... - iba a protestar Sara al separarse de mi, pero al corté.

- Ve... No te preocupes. Estaré bien... Solo necesito descansar. -dije mientras los ojos castaños dudosos de Sara me miraban. Ella suspiró resignada y se levantó para dirigirse a la salida.

- Luego te veo... - fue su respuesta al salir de aquí. Cerré los ojos, la doctora Planells me pasó un vaso y unas pastillas.

- Toma... Te sentirá mejor, ahora descansa un poco -dijo mientras yo lo cogía y me lo tomaba - Cualquier cosa dímelo... -dijo de nuevo mientras le pasaba el vaso y me recostaba de nuevo en la camilla.

Suspiré. ¿En serio era solo un sueño? Pero... era muy real para mi gusto. Fruncí el ceño. Mejor no pensar en eso, debía descansar. Sí, eso era lo mejor.

viernes, 1 de julio de 2011

Capítulo 4

Oscuro.
Todo estaba oscuro. Por donde andaba por donde miraba, todo estaba sumido a la oscuridad. Daba miedo. Me recordaba cuanto estoy de sola. Aunque cerrara los ojos o los abría, todo estaba oscuro, frío, solo. Lágrimas salían de mis ojos, miedo. Mucho miedo. 
No sé como pero empecé a correr, sin rumbo fijo. Solo correr y correr. 
"¿ Por qué corres ?"
- ¿Por qué corro? - respondí/pregunté a la nada. Eso era, ¿por qué corría?
"¿ Por qué corres ?" de nuevo aquella pregunta.
- Corro... Por... - En serio... ¿Por qué corría? Poco a poco paré de correr y me quedé quieta en el mismo lugar, mirando a la nada.
"¿ Por qué huyes ?" 
Miré arriba. ¿Por qué huyo? - ¿Huir? Yo... - antes de que me diera cuenta, algo o alguien me agarraba con fuerza mi tobillo derecho, fue entonces que grité.
La alarma del reloj digital resonaba por todo el piso, haciendo que abriera los ojos, respirando agitada, sudada. Parpadeé varias veces ¿Qué demonios había sido eso? Cerré de nuevo los ojos, tratando de calmarme por el mal sueño.

- Miau... -el maullido de Yoru me sacó de mis pensamientos. Se recostó de nuevo en mi vientre, parece ser que le gustaba recostarse encima mío. Acaricié al gato ya calmada.

- Solo a sido un mal sueño. No te preocupes... - susurré mientras escuchaba sus ronroneos y las lamidas a mi mano. 

Eso era. Nada más que un sueño.


- ¡Asheeees! - la llamada de Sara desde atrás izo que me parara y mirara. La sonrisa alegre de Sara adornó su rostro - ¡Buenos días! 

- Buenos días - respondí mientras ella se ponía a mi lado y camináramos.

- ¿As dormido bien? - miré a Sara y asentí no muy segura. Ella palmeó mi hombro como diciendo "¿En serio? No preguntaré". Agradecí silenciosa.

 Sara empezó con uno de sus monólogos del día, habían pasado dos días desde que nos hicimos amigas en clase, y por extraño que parezca, parece que ya  éramos amigas desde siempre - Y bueno... después - Sara paró de hablar y miraba al frente callada. Me extrañé y seguí su mirada asta una chica de largos cabellos rubios que hablaba con energía e alegría a Claudio. Estaba de espaldas y no pude reconocerla bien si iba en el mismo curso que nosotras o a la misma que Claudio. Me resultaba bastante familiar...

- ¿Quién es? -pregunté a Sara. Ella me miró y luego a la pareja que estaba delante de la entrada, pero una buena distancia para que no se dieran cuenta que los observábamos. 

- Ella... Se llama Ángela Rivieras. Ella viene desde Italia y estuvo como dos años aquí, es muy popular entre los chicos de todo el instituto, asta que volvió a Italia por asuntos de su abuelo... No me pensaba que volvería tan pronto. ¡Sobre todo hablando con mi primo! - yo ya no la escuchaba. Ángela Rivieras. No podía ser cierto, ¿verdad? Mire de nuevo a la entrada. Cabellos rubios, piel blanca, la misma altura que yo y sobre todo, cuando giró un poco su cabeza pude apreciar los ojos azules de ella. No puede ser ella... ¿Por qué estaba aquí? - ¿Ashes? ¿Estas bien? -me sacudió en el hombro un poco Sara, sacándome de mis pensamientos y mis recuerdos. Yo solo la miré como si hubiera visto un fantasma.

- A-acabo de recordar que la profesora Carmen quedó conmigo ahora en el aula... Nos vemos en clase - antes de que mi amiga protestara ya estaba caminando rápido asta ellos. 

Pasé rápida, ignorando la llamada de Sara y la mirada penetrante plateada de Claudio. Eché una ojeada rápida, encontrándome con la mirada azulina de Ángela. Sentí como si el tiempo pasase lento, como en cámara lenta, como mi hermana me miraba con sus ojos claros a los míos oscuros. Aparté la mirada y entré al instituto, sintiendo al final algunos escalofríos recorrer mi cuerpo y algunos picores en los ojos. Iba a llorar.

Caminé con pasos rápidos asta entrar al edificio, no había muchas personas dentro, aún era algo pronto y no había tocado aún la campana. 

Subí por las escaleras, llegando asta la última planta en donde me llevaría a la azotea. Nadie me había visto subir y eso me aliviaba de alguna forma. No quería que nadie me viera llorar, sobre todo que supieran en donde estaba ahora. 

Abrí la puerta y la cerré cuando salí. Recargué mi espalda a la puerta misma, deslizándome asta quedar sentada en el suelo. Sentía la brisa de la mañana pegar fuerte a mi piel morena, fue entonces que algunas gotas saladas cayeron de mis ojos. Empecé a llorar. Me abracé a mi misma, para luego encogerme y llorar como una niña.

"¿Por qué? ¿Por qué aquí?¿Por qué debe venir aquí? " 

Preguntas se formulaban en mi cabeza. No tenía ninguna respuesta.

¿Por qué lloraba? tapé mi boca con mi mano, tratando de regular mi respiración y que parara de llorar. ¿Por qué lloraba? Inspiré y expiré. Cerré por unos momentos los ojos, eso era. Seguramente ella no me recordaría, éramos muy pequeñas. ¿Por qué llorar? Si ya me dije a mi misma que ya no tenía a nadie a mi lado... Ya olvidé quién eran mis padres, mi hermana, mi nombre, mi vida. Esos recuerdos los enterré en lo profundo de mi mente, olvidados.

- Nada... -susurré mientras miraba el cielo nublado.